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El Rosario de la Aurora fue acompañado por cientos de estudiantes

La Reina del Cielo ilumina nuestro camino

Por: Heydi Abad Burgos.

 

“Yo soy la esclava del Señor, hágase en mí según su palabra” La humildad es la principal virtud de la Virgen María, la Reina del Cielo, una mujer extraordinaria, la sublime Rosa Mística y la Puerta que nos permite llegar a nuestra patria celestial, siendo la guía en nuestro camino a lo largo de la vida.

La I.E “Las Capullanas”, fiel a su misión de predicar la verdad y portar la luz de Cristo,  le rinde homenaje muy especial a la Preciosísima Virgen María en el mes mariano, en el que se lleva a cabo el “Rosario de la Aurora”, sorprendiéndonos con su originalidad y cualidades artísticas de las estudiantes haciendo del recorrido de la estrella de la mañana, un recuerdo inolvidable.

El “Rosario de la Aurora” en nuestra I. E fue un momento inmemorial, la alegría y el amor que le tenemos a María se veían reflejados en el rostro de las emocionadas estudiantes y ese sentimiento de servicio y profunda adoración se revelaba en las oraciones y alabanzas que le brindaban. La obediencia y el amor de la Virgen Inmaculada penetran nuestra alma, cuando más imitemos la  fidelidad que le tuvo a Dios, nos sentiremos más cerca de él.

En nuestras oraciones no existen suficientes palabras para agradecerle por las bendiciones que nos llegan a nuestra vida y expresarle ese cariño inmenso que le tenemos. Ella es la mujer más hermosa y la joya más noble de los cristianos después de Cristo… es la bondad, sabiduría y santidad personificadas.

“María es como el arco-iris, señal de reconciliación entre Dios y los hombres. Es como un capullo de rosa que abre sus pétalos en pleno invierno; como una flor que crece junto a la corriente de las aguas; como un incienso que esparce suaves aromas. Ella es un cáliz de oro cubierto de piedras preciosas, un olivo que jamás pierde su follaje, un ciprés que se eleva sobre todos los árboles del bosque”, con estas bellas expresiones la señala San Antonio de Padua.

María está en la naturaleza, en la Iglesia, en todo lugar, María está y estará con nosotros siempre. Que maravilloso es sentir su presencia, en el momento que su nombre sale de nuestros labios ya sentimos esa tranquilidad y paz inexplicable que se envuelve en nuestro corazón, un corazón creado por Dios para amar a la madre de nuestro Salvador. En el mes de mayo, no es el único momento en que debemos tener presente a nuestra Santísima Virgen; si no cada día, cada minuto, cada segundo…hasta el fin de nuestra vida.